Juicio Político

El temor a los funcionarios públicos

Francisco Flores Legarda

“Me parece una aberración ser de un partido político”

Jodorowsky

Están listas las modificaciones a la Constitucional de nuestro país y el marco general de las normas secundarias, por lo pronto la hace mas ruido es la Reforma al Judicial y la desaparición de órganos autónomos, afirmando el partido el poder MORENA que esto fue un anhelo de la elección de México en los comicios pasados. Que reforma tan anhelada eficiencia y eficacia en la gestión de los poderes públicos es sin decir un destrozo la división de poderes y nuestro sistema Republicano. Parece que no es suficiente que la finalidad de la norma actual señale expresamente que los funcionarios públicos deben adoptar decisiones basadas en el enfoque de gestión por resultados, sobre la base de los principios que rigen las políticas públicas, para que éstas sean “oportunas” privilegiando la democracia como en Venezuela.

El presidente justifica estas modificaciones con una nueva etapa en la lucha para justificar estos cambios y terminar la eterna “Lucha contra la Corrupción”. Para entender su vinculación con los poderes fatídicos que han sido un lastre, basta un ejemplo la detención del Mayo Zambada y el hijo del Chapo Guzmán. Tampoco debemos olvidar que hace catorce años la OCDE (2007) señaló que “la intervención estatal es el espacio gubernamental de mayor vulnerabilidad a la corrupción a nivel mundial” por dos factores: (i) amplios márgenes de discrecionalidad para la toma de decisiones de los funcionarios públicos; (ii) la inversión de gran cantidad de recursos públicos y el desarrollo en la delincuencia organizada.

Resulta claro que todo cambio o política pública será ejecutada por el recurso humano del Estado, es por ello que, el Estudio de Integridad de la OCDE (2012) advertía que los gobiernos deben procurar emplear profesionales calificados que tengan un compromiso profundo con los valores de integridad del servicio público (meritocracia) así como invertir en el constante desarrollo de sus habilidades y capacitación (formación). Y es que siempre el resultado de las políticas públicas dependerá de sus ejecutores. Estos son parte los motivos por los cuales el Poder Judicial debe ser independiente y desde luego tener empatía y humanidad con el pueblo. Deben volver a sus orígenes históricos tan ricos en su pasado, quienes tampoco quieren ceder a la revisión de cuentas.

Debemos preguntarnos ¿por qué a ocho años de este nuevo estudio de la OCDE, aún no tomamos conciencia que el mayor recurso que tiene el Estado es el humano? y más increíble aún ¿cómo nos hemos dado el lujo de dejar de lado la reforma del servicio público? y con ella la única posibilidad de generar incentivos para atraer y retener a los mejores profesionales al servicio del Estado.

Antes de asumir que la única solución posible es modificar una vez más el marco general del estado de derecho, preguntémonos ¿cuáles son los escenarios que enfrenta el funcionario público que quiere hacer bien su trabajo y que condicionan negativamente su actuación técnica? Identificarlos, permitiría, dejando de lado los casos de corrupción, enfocarnos a corto y mediano plazo en medidas para mitigarlos.

A continuación, me permito esbozar una serie de circunstancias que debe enfrentar el funcionario público cuando toma una decisión: (i) el constante cambio normativo en el régimen de los órganos del estado (i) el temor justificado para adoptar decisiones de gestión que sean cuestionadas a través de acciones de control posterior; (iii) la falta de lineamientos claros de actuación dada la dispersión de criterios en las resoluciones emitidas por las autoridades administrativas, judiciales y la elaboración de normas, frente a situaciones concretas (iv) la falta de orientación y acompañamiento de las entidades supervisoras y de control durante el desarrollo de procedimientos de contratación complejos; (v) el cambio de dirección institucional dada la alta rotación de los cargos de confianza; (vi) la presión mediática, entre otros.

Corresponde preguntarnos si estamos brindando una debida atención a lo realmente importante: fortalecer la carrera pública, de manera que permita generar un cambio real, y sobre todo permanente, en la gestión del Estado. Si continuamos siendo reactivos y sólo modificamos el marco normativo general, estamos condenados a los mismos resultados.

Es urgente: (i) retomar la discusión sobre la carrera pública a cargo de SERVIR (ii) planificar estratégicamente el proceso de reclutamiento, (iii) empoderar a los funcionarios para que adopten decisiones oportunas basadas en el principio de gestión por resultados, (iv) generar incentivos para atraer y retener a los mejores profesionales al servicio público, (v) privilegiar la orientación y acompañamiento frente al control posterior que sólo determina responsabilidades sin la posibilidad de prevenir y/o corregir el “error” para el cumplimiento de la finalidad pública.

En muchos casos no estamos frente a ineficiencia sino ante el temor justificado del funcionario público para adoptar decisiones que coadyuven a la no paralización innecesaria de los proyectos públicos a todo nivel, de nada sirve decir “estamos haciendo lo mejor posible”, se debe hacer lo necesario para tener éxito. Para fraseando a Einstein si buscamos resultados distintos no sigamos haciendo lo mismo.

Salud y larga vida

Profesor por Oposición de la Facultad de Derecho de la UACH.

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