Juicio Político

Los errores de Trump

Rafael Soto Baylón

La campaña presidencial de Estados Unidos estaba aburrida, no tanto como la del 2 de junio. Ya hasta se sabía quién iba a ser el ganador. Pero después del toque de retirada de Joe Biden se puso emocionante. Pero ¿nuestro país debería preocuparse por el enfrentamiento en las urnas entre republicanos y demócratas? Por supuesto. Estamos contiguos física, emocional, migratoria, histórica, social y económicamente hablando.
Y no existe peor enemigo en este momento que Donald Trump. Ya doblegó a AMLO, ora obligándolo a usar a las fuerzas armadas para detener el flujo de migrantes ora para ayudarle –sin resultados positivos -en la campaña del 2020.
En la vida los errores se pagan muy caro y más en política. El primero del todavía hoy expresidente fue haber aceptado un debate anticipado y haber atacado durísimo a Biden. Enseñó sus armas. No guardó nada para batallas decisivas. Recuerden que sus seguidores mostraban leyendas “Biden, you´re fired” (Biden, estás despedido). Hubiese sido mejor “Biden, you´re tired” (Biden, estás cansado). Pero golpearlo poquito para que se tambaleara, pero sin caerse. Para darle fuerzas de seguir en la contienda. Y posteriormente, en los encuentros cercanos a las votaciones, pegarle con todo. Pero la mentalidad de Trump es ser agresivo hasta límites insospechados. Sí le dijo “Biden you´re an old man now”, (ya estás ruco) pero ahora el anciano es él frente a Kamala. Un auténtico Boomerang.
Segundo. ¿Cómo debe comportarse Donald en los debates frente a Kamala? Difícil decisión. Si continúa con su discurso xenófobo, racista, misógino y machista perderá votos de los indecisos e incluso de los republicanos. Pero Trump no sabe ser de otra manera: si le quitamos a su personalidad su odio a los extranjeros, su mentalidad segregacionista, su repudio a las mujeres y que ve a las féminas como simples objetos sexuales, no quedará nada.
Tercero. Trump es un peligro para la democracia. Él entiende el mandato el pueblo si y sólo si lo beneficia (¿dónde he oído eso?). Ahora bien, si cuando era presidente y usó todo ese poder para su campaña de reelección, perdió, ¿qué le espera ahora sin el apoyo total del estado?
Cuarto. Kamala Harris es la antítesis de Donald Trump. Ella es mujer, él hombre. Ella no odia a los extranjeros, él sí. No es racista, por supuesto que él, yeah! La vicepresidenta no es misógina, él lo demuestra con toda evidencia. La dama no es machista, de él ni dudarlo.
Desde hacía tiempo Joe Biden sabía que su estado físico y mental no daba para más. Sus caídas, errores lingüísticos, edad, sus desaciertos lo comprobaban. Pero no es nada tonto y se aferró, en simulación, a la candidatura para después realizar una magistral jugada al esperarse para dimitir en el momento momento exacto, ni antes ni después, y así designar su relevo y no darles tiempo, a otros aspirantes, de llegar al bullpen. Eso se llama estrategia política de altos vuelos. Y es que en EEUU los partidos políticos no tienen dueño. En México… en México… en México… sí, ni dudarlo.
En fin, el resultado de la elección nos afectará gane uno u otro partido. Pero con uno nos puede ir no tan mal y con el otro pésimo. Si gana Trump entonces amenazará –si no se hace su voluntad- con subir los aranceles y construir su muro fronterizo. Como consecuencia, el gobierno de AMLO-Claudia tendrá que doblegarse ante los desplantes e intimidaciones del Güero. “¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!”​​.
Mi álter ego le preocupa el resultado de las elecciones en Venezuela. Espera otra elección de Estado. Otro fraude electoral. Otro periodo de dictadura. Otro duro golpe a la democracia. Otro triunfo del populismo. Ojalá el cielo se apiade de este sufrido mundo: pierdan Trump y Maduro. Y reconozcan la derrota aunque sea con calzador.

 

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