Juicio Político

Inteligencia artificial y sostenibilidad, ¿aliados o enemigos?

Con los avances científicos y tecnológicos el ser humano ha llegado a abrir puertas nunca pensadas, sin embargo, es clave recordar que este progreso, por más extraordinario, sorprendente y prodigioso que parezca, si no va acompañado de un auténtico progreso social, ético y moral, puede volverse en contra de la misma humanidad; en ese sentido, me gustaría compartir una breve reflexión con respecto a la inteligencia artificial (IA) y su relación con la sostenibilidad; la IA por sí misma, representa una gran herramienta que puede facilitarnos la vida, por lo tanto puede ser una aliada, pero recordando sus límites y reconociendo también sus impactos y aspectos negativos, pues al final de cuentas todo tiene ventajas y desventajas, dependiendo del cristal con que se mire y del uso y regulación de la misma, pues creo que no se trata de prohibición sino de educación y gestión.

La IA puede ayudarnos a potenciar economías sostenibles y circulares porque permite mayor precisión en actividades agropecuarias y esto puede traducirse en ahorro de recursos y una mayor eficiencia en su uso, por lo tanto una disminución del impacto ambiental de las mismas; la IA puede optimizar la gestión de redes eléctricas, analizar y optimizar consumos energéticos en los procesos industriales; dentro de la evaluación de impacto ambiental y monitoreos ambientales, puede predecir con mayor exactitud los posibles escenarios y pronósticos ambientales, detectar con una mayor rapidez y precisión actividades de aprovechamiento de recursos ilegales, incendios, áreas que requieran de acciones de restauración y potenciales para protección y conservación de los recursos naturales y sus servicios ecosistémicos. Sin duda alguna, las ventajas representan mayor competitividad y el fortalecimiento de capacidades y competencias; pero es importante identificar las desventajas para ponerlas, ambas, en una balanza y poder gestionar éstas últimas de la manera más adecuada. La huella de energía de los modelos de IA consume más energía que una búsqueda tradicional, según ChatGPT, puede consumir de 4 a 10 veces más energía; la automatización sin justicia socioambiental, representa un riesgo de que en la carrera por automatizar cada vez más procesos, se desplacen los empleos y esto genere condiciones desiguales e injustas en las comunidades, el riesgo de ampliar la brecha digital y la ambición de pretender sustituir con la IA, la inteligencia emocional; otra desventaja puede ser el incremento en la generación de residuos electrónicos (e-waste) y en la demanda de extracción de minerales “raros”; y no podemos dejar de lado el tema de la vigilancia masiva que puede violentar los derechos humanos.

Teniendo en cuenta esto, es necesario entrar al análisis para definir un marco regulatorio, pero también un marco ético y social que permita un equilibrio y un uso de estas herramientas, de manera sostenible, no solo en el discurso sino traducido en ese progreso social, finalmente lo que nos distingue de la IA es la inteligencia emocional, así que basados en ésta última, gestionemos de la mejor manera la primera para un real beneficio social, ambiental y económico.

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