Juicio Político

Así las cosas, con los aranceles de Trump

El pasado 2 de abril, el presidente Donald Trump hizo pública su estrategia de aranceles para la comunidad internacional, estableciendo una tarifa base del 10 % a todas las importaciones estadounidenses, con tarifas adicionales para países con los que el vecino del norte mantiene déficits comerciales significativos. Esto no solo representa una medida proteccionista, sino un cambio estructural en el modelo económico internacional que ha regido durante más de un siglo. Dentro de este movimiento, México salió fortalecido, con un trato preferencial por parte del gobierno trumpista.

Potencias como China y la Unión Europea enfrentan aranceles que oscilan entre el 20 % y el 54 %, mientras que nuestro país ha sido excluido de las sanciones comerciales implementadas apenas la semana pasada. Esto, sin duda, es una ventaja importante, pero solo podemos considerarla un triunfo si sabemos aprovecharla, y eso requiere de un ambiente propicio y de la contribución de todos los sectores económicos.

Debemos reconocer que la posición de México no es producto de la casualidad, sino el resultado de la diplomacia y la prudencia. Desde el inicio de la administración de Donald Trump, la presidenta Claudia Sheinbaum estableció una estrategia orientada a ser el factor de estabilidad en medio de los dimes y diretes que constantemente ha proferido Trump. Esa postura ha traído como consecuencia un reposicionamiento de México como socio confiable y prioritario para los Estados Unidos.

La imposición de estos nuevos aranceles no puede considerarse un gesto aislado de una administración caprichosa; por el contrario, forma parte de una tendencia que señala un cambio en el modelo de libre comercio globalizado establecido por las políticas económicas neoliberales, las cuales ya muestran signos de agotamiento. Principalmente, porque alteraron la relación de dependencia económica y ampliaron, en exceso, las brechas entre las élites y el pueblo. El nuevo escenario económico está orientado hacia una estrategia de reciprocidad, en la cual las relaciones comerciales se tornan bilaterales, calculadas y enfocadas en el interés nacional.

El nuevo orden está basado en la estructuración de bloques económicos regionales, con un enfoque en la producción local y cadenas de suministro más cortas y menos vulnerables. En este contexto, los países que han desarrollado relaciones estables y mutuamente beneficiosas con Estados Unidos tienen una ventaja competitiva. En ese sentido, podemos considerar que México ha salido exitoso en esta primera etapa del proceso.

No podemos atribuir la condición preferente de México a una sola razón, sino a una serie de factores que se han construido a lo largo del tiempo, como una política exterior clara, firme y respetuosa. Asimismo, México se ha consolidado como un socio comprometido en temas clave como la seguridad fronteriza, la migración ordenada y el cumplimiento de los acuerdos establecidos en el T-MEC.

Adicionalmente, el gobierno de México ha actuado con una visión estratégica que va más allá de responder con más aranceles. El “Plan México” se alinea con el nuevo paradigma económico de fortalecimiento interno. En ese sentido, nuestro país, más que resistirse al cambio, ha logrado adaptarse y capitalizar las oportunidades que ofrecen las nuevas condiciones. Esto ha protegido millones de empleos en los sectores automotriz, electrónico y de manufactura avanzada.

La diferencia en el trato a nuestro país, en comparación con otros actores globales, es muy clara. China enfrenta aranceles altísimos, sobre todo en los sectores de tecnología y manufactura. Esto ha intensificado la guerra comercial entre ambas potencias, afectando no solo las importaciones, sino también la imagen de China como socio confiable dentro de las cadenas de suministro. Por su parte, la Unión Europea ha sido objeto de aranceles generalizados en productos agrícolas, automóviles y bienes de lujo, lo que ha generado una relación tensa y fragmentada con Washington.

Seguramente habrá quien se queje de las nuevas condiciones y alegue que algunos países han sido contestatarios y han optado por una estrategia de confrontación ante las medidas establecidas por Donald Trump, mientras que México ha privilegiado la prudencia. Eso dice más de ellos que de nuestro país. Debemos entender que estos cambios en el modelo económico global traen consigo nuevas condiciones, y que debemos adaptarnos rápidamente para aprovecharlas y lograr una verdadera ventaja competitiva.

Armando Cabada / Analista

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