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Menús escolares cambian… ¿y los hábitos en casa?

Ciudad de México.- El boletín 104 de la Secretaría de Educación Pública menciona que, a partir del 31 de marzo del presente año, entraron en operación los Lineamientos Generales para la Preparación, Distribución y Expendio de Alimentos y Bebidas, así como el fomento de estilos de vida saludables en alimentación dentro de todas las escuelas del Sistema Educativo Nacional (SEN). Estas disposiciones aplican para las 262,547 escuelas públicas y privadas de los tres tipos educativos del país.

Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT), más del 70% de los adultos y alrededor del 35% de los niños y adolescentes en México padecen sobrepeso u obesidad. La población escolar de 5 a 11 años con sobrepeso y obesidad combinados representa casi 4 millones de educandos con exceso de peso.

Los nuevos lineamientos han generado diversas opiniones. Por un lado, hay un reconocimiento importante por fomentar hábitos alimenticios que contribuyan a mejorar la salud de los estudiantes. Sin embargo, por otro lado, las cooperativas y tienditas escolares expresan su preocupación, argumentando que la implementación de estos lineamientos dificultará la venta de productos alimenticios, lo que podría resultar en una disminución de sus ingresos. Además, muchas familias, por comodidad, optan por enviar a sus hijos con alimentos procesados y prácticos, como un pan industrial y jugo, en lugar de preparar opciones saludables que requieren más tiempo y esfuerzo.

En México se tiene la creencia de que la comida chatarra, es más barata y fácil de obtener, por lo que falsamente se convierte en una opción más viable. Los anuncios publicitarios promueven productos poco o nada saludables, creando una percepción de que son más accesibles y variados en comparación con los alimentos frescos y nutritivos. Este tipo de alimentos genera enfermedades no transmisibles (ENT), como las enfermedades cardiovasculares, la diabetes, el cáncer, los trastornos neurológicos y otras más.

La cultura alimentaria en México se ve afectada por diversos factores, como el ritmo acelerado de la vida moderna y la falta de educación nutricional. Muchas familias no tienen acceso a información adecuada sobre las consecuencias de una mala alimentación ni sobre cómo cocinar de manera saludable. La tradición de cocinar en casa se ha perdido en muchos hogares y ha sido reemplazada por los alimentos procesados.

Es fundamental promover la educación alimentaria en las escuelas, pero también es importante involucrar a las familias. Para lograrlo, es necesario garantizar empleos bien remunerados que permitan el acceso a alimentos saludables, así como políticas que faciliten tiempo de calidad familiar para fomentar hábitos nutritivos. La corresponsabilidad entre instituciones, docentes y hogares es primordial para crear entornos que prioricen la salud integral de niñas, niños y adolescentes. No solo deberá ser responsabilidad de las escuelas.

La transformación de los hábitos alimentarios en México no será posible si las familias no asumen su responsabilidad. Los lineamientos escolares son un avance, pero su éxito depende de que los padres prioricen alimentos nutritivos, limiten el consumo de ultra procesados en casa e inculquen la actividad física para la salud. Sin compromiso e incluso con las políticas mejores diseñadas no servirán de nada, si las familias no asumen su responsabilidad.

Moisés Álvarez / Analista

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