Juicio Político

Efectos de la imposición de aranceles a las exportaciones automotrices

La industria automotriz (incluyendo las auto partes) es el principal rubro de exportación de México. A los Estados Unidos. Por consiguiente, los cambios en las políticas impositivas o comerciales de este país tienen un impacto trascendente sobre la economía mexicana. En este artículo, se analizan los efectos previsibles de las medidas arancelarias que disponga el gobierno estadounidense sobre las exportaciones de automóviles provenientes de México, y cómo estas impactarían diferentes aspectos de la economía mexicana.

Un primer grupo de efectos ocurriría sobre la industria automotriz. De éstos se destacan la reducción de exportaciones y producción. La imposición de aranceles elevados haría que los automóviles mexicanos fueran menos competitivos en el mercado estadounidense debido al aumento de precios. Esto llevaría a una reducción en la demanda de automóviles producidos en México o que se suman a la oferta de los mismos modelos producidos en aquel país, lo que induciría la disminución de la producción en México. Sin embargo, si se trata de la misma empresa (Stellantis, Ford o Chevrolet, por ejemplo) en el corto plazo la matriz tratará de distribuir el impacto sobre los modelos en particular, a fin de no perder competitividad significativa. Política empresarial a la cual no pueden recurrir las empresas europeas establecidas en México, dada la especialización en sus modelos. De mantenerse el castigo arancelario y ante la posibilidad de contar con capacidad instalada en USA daría sustento a diversificar la oferta de modelos y dando pie a una disminución de la producción en México. Hay otro factor fundamental que generalmente se obvia, las reglas del juego establecidas por el TMEC. Si este mantiene su vigencia para Canadá y México, se posibilitaría para las empresas que tienen plantas en ambos países, complementar su producción y exportación entre ambos países a precios mejores que los prevalecientes en USA, y por consiguiente fortalecer la oferta a terceros países.
En el peor de los casos, cuando las empresas automotrices radicadas en México se vean obligadas en el corto plazo, a disminuir sus exportaciones a USA, las plantas automotrices se verían en la necesidad de reducir sus operaciones, dando lugar al recorte de las plantillas de personal. Sin embargo, como se desprende de las consideraciones vertidas en el párrafo previo, existen potenciales salidas para las empresas, que reducirían los efectos perniciosos del todo o en parte.

No se puede desdeñar, sin embargo, la posibilidad concerniente a algunas empresas automotrices (todas ellas internacionales) con plantas en México podrían reconsiderar su presencia en el país, ante dos principales factores, la incosteabilidad de sus exportaciones y la suspensión unilateral de la vigencia del TMEC —siempre considerando la duración de las medidas adversas—. La búsqueda de ambientes económicos nacionales sin la presencia de las medidas punitivas impuestas por la administración gubernamental estadounidense, lo cual podría ocasionar, en el supuesto de hacer efectivas dichas medidas y de su permanencia, a la deslocalización de plantas, menoscabando la masa de capital fijo invertido en México. Este escenario es improbable, para las empresas de origen estadounidense se atiende a las consideraciones expuestas arriba. Para estas la política de las empresas más probable consistiría en reducir el uso de la capacidad instalada. En el caso de las empresas asiáticas, se pueden identificar dos grupos, las chinas, que les haría más atractivo instalar plantas dada su competitividad y asimilar parte del mercado interno mexicano. Y las coreanas y japonesas, que no ven afectadas por las medidas arancelarias, toda vez que sus importaciones desde sus matrices no son gravadas, y las que se imponen a las exportaciones desde México, pueden ser compensadas desde sus matrices o sus plantas en otros países. Estas firmas automotrices serían las principales beneficiarias en el mercado estadounidense de la política arancelaria del gobierno de USA.
La industria automotriz en México genera miles de empleos directos e indirectos. Y parecieran estar en riesgo ante los embates de la política arancelaria del gobierno de USA, sin embargo, la reducción de la producción y los posibles cierres de plantas por las consideraciones en cuanto duración, reglas del TMEC, la complementariedad de las producciones las plantas integradoras o armadoras de las firmas estadounidenses —las más afectadas— en Canadá y México, pueden resentir un efecto en la escala de producción, pero difícilmente cierre de plantas. Tal vez las empresas más afectadas en cuanto ocupación laboral son las fabricantes de autopartes, pero sólo en el corto plazo, puesto que estas empresas industriales tienen procesos productivos más flexibles y adaptables a las demandas de las empresas asiáticas y de las estadounidenses radicadas en Canadá y lo que reste en México, la demanda de autopartes mantendrá una demanda, aunque mermada.
En estos casos relativos a los mercados interindustriales e intrafirmas (con escenario internacional), es donde la demanda agregada nacional toma toda su importancia. Y para la industria automotriz en el contexto de una economía que crecerá muy poco, nada o decrecerá, la demanda de bienes finales automotrices puede ser más importante que los aranceles a las exportaciones, pues afectará por igual a toda la oferta automotriz, independientemente de la procedencia de los capitales de las firmas automotrices.
En esta tesitura, dado el peso de la industria automotriz en el Producto Interno Bruto, una contracción en la producción y eventualmente de las exportaciones de automóviles tendría un efecto en cascada para la economía nacional, contribuyendo a la desaceleración económica general ya presente y contrayendo el valor total del PIB.

En conclusión. La imposición de aranceles en las exportaciones de automóviles mexicanos a Estados Unidos tendría efectos sensibles y variados para la economía mexicana en su conjunto. Pero en el contexto recesivo en curso, los efectos se podrían magnificar. Una posibilidad de superar el reto de la política arancelaria estadounidense radica en el contexto de las reglas del TMEC construir una alianza entre los gobiernos de Canadá y México, para superar el escollo arancelario. El costo político en la relación bilateral con USA puede ser significativo si el gobierno de este país se empecina en llevar a cabo sus propósitos que impulsan su política arancelaria. El costo de sus acciones al final daña más a la competitividad de las empresas estadounidenses y a sus consumidores, si estos mantienen la orientación de su demanda automotriz. Al final, es una oportunidad para el gobierno mexicano para forjar una alianza comercial con Canadá con las reglas del TMEC, y a la par con las empresas automotrices estadounidenses en primer término y el resto de las exportadoras para aprovechar un contexto organizado de política binacional, que posibilite la superación de los retos.

Armando Sepúlveda Sáenz

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