La nutrición debida como variable estratégica de desarrollo infantil

El Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF por sus siglas en inglés) se ha encargado desde décadas atrás en promover la atención de la primera infancia, en particular la importancia de amamantar a los bebés. De esta campaña todos nos hemos enterado y del valor estratégico para el desarrollo de los niños ningún gobierno puede declararse ignorante, pues la Unicef no ha quitado el dedo del renglón en ningún año. Si no han adoptado sus recomendaciones es porque no representa una prioridad.
Vayamos por partes: 1) Para crecer bien y desarrollar todas sus posibilidades, los niños necesitan recibir alimentos adecuados en el momento oportuno. La etapa más decisiva para recibir una buena nutrición son los primeros 1,000 días de vida, que van desde la concepción hasta su segundo cumpleaños. 2) En los dos primeros años de vida, la lactancia materna salva vidas, protege de enfermedades, potencia el desarrollo cerebral y garantiza una fuente de alimentación segura y nutritiva. Unicef y la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomiendan iniciarla en la primera hora posterior al alumbramiento, alimentar al bebé exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses y continuar amamantándolo hasta los dos años o más. 3) Los niños y niñas inician la alimentación a los seis meses de edad.
Deben hacer varias comidas al día y en cantidades adecuadas, las cuales deben ser ricas en nutrientes e incluir distintos grupos de alimentos. Los cuidadores deben preparar y dar las comidas con las manos y los platos limpios, e interactuar con él o ella para responder a sus señales de hambre. 4) Qué, cuándo y cómo comen los niños y niñas es más importante antes de los dos años que en cualquier otro momento de la vida. Sin embargo, hoy en día, muchos bebés y niños pequeños no reciben la nutrición que necesitan para sobrevivir y prosperar. 5) Aún hoy una porción importante de los recién nacidos en México recibe los enormes beneficios de la lactancia materna durante la primera hora de vida, y aquellos que llegan a los 6 meses se alimentan exclusivamente con leche materna. 6) Los primeros alimentos carecen con demasiada frecuencia de diversidad y son bajos en calorías y nutrientes. Entre los hogares de pobreza extrema y pobres los niños de entre 6 y 23 meses consume una dieta con la variedad mínima que se necesita para un crecimiento y un desarrollo saludables. 7) Las dietas a menudo consisten en cereales y contienen poca fruta, verdura, huevos, lácteos, pescado o carne. Además, cada vez hay más niños que reciben bebidas azucaradas y refrigerios envasados, con un alto contenido en sal, azúcar y grasa. 8) Una dieta deficiente durante la primera infancia puede originar carencias de vitaminas y nutrientes esenciales –de vitamina A, por ejemplo– que debilitan la inmunidad del niño, aumentan su riesgo de padecer ceguera e incluso pueden ocasionarle la muerte por enfermedades habituales en la infancia, como la diarrea. 9) Satisfacer las necesidades nutricionales de un bebé puede resultar complicado; y muchos progenitores tienen dificultades para proveer a sus hijos e hijas los suficientes alimentos nutritivos, seguros, asequibles y adecuados a su edad.
El Consejo Nacional para la Evaluación de la Política Social (Coneval) y Unicef en México han trabajado conjuntamente desde hace más de 10 años para visibilizar las condiciones de vida en las que se encuentran las niñas, niños y adolescentes en el país, grupo que enfrenta las mayores condiciones de pobreza y carencias sociales de toda la población.
Cuando se consideran las diferencias por grupos etarios, se observa que las niñas y niños en la primera infancia (entre 0 y 5 años) tienen una mayor incidencia de pobreza y de pobreza extrema, 48.1% y 11.6%, respectivamente. En lo que se refiere a las carencias sociales, este grupo etario tiene el mayor nivel de carencia en la mayoría de los derechos sociales. Entre las más altas se encuentran la carencia por acceso a la seguridad social (59.3%) y la carencia por acceso a servicios de salud (45.9%).
Los últimos datos estadísticos de Coneval se refieren a 2022, en ellos la población con carencias de alimentación asciende a 23.1 millones de personas. Sabemos por otro lado que la pobreza extrema ha aumentado, pese a los programas asistenciales en efectivo para otros rangos de edad, el abandono de programas como desayunos escolares y las escuelas de tiempo completo, los apoyos para las casa de cuidado diario, entre otros medios que paliaban el problema de alimentación para escolares eran una forma tardía de enfrentar la subalimentación nutritiva en edad tardía (seis años en adelante, en los acaso de las casa de cuidado diario).
El abandono de este sector de infantes conlleva una violación a sus derechos fundamentales. En este sentido vale recordar que la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño proclama los siguientes principios de manera expresa: A) No discriminación: todos las niñas y niños tienen los mismos derechos, no importa su color de piel, su religión, su procedencia o las ideas de sus padres. B) Interés superior del niño: cualquier decisión, ley o política que pueda afectar a un niño o niña debe tener en cuenta qué es lo mejor en su caso. C) Derecho a la vida, la supervivencia y el desarrollo: todas las niñas y niños tienen derecho a vivir y a alcanzar su máximo potencial en la vida. D) Participación infantil: niños, niñas y adolescentes tienen derecho a ser consultados sobre las situaciones que les afectan y a que sus opiniones sean tenidas en cuenta.
Los datos de pobreza de Coneval en el orden municipal están disponibles y con ellos se puede estimar la población objetivo de un programa de combate a este flagelo, que configura un fenómeno complejo de subdesarrollo infantil y reitera las bases fisiológicas de pobreza, como ciclo reiterativo, a una porción importante de la población.
La omisión de acciones de política pública orientadas a erradicar este grave problema en sí misma es una injusticia y grave vulneración de los derechos de los integrantes de la primera infancia. Se entiende que este grupo de infantes no tienen valor electoral y la deliberada ausencia del gobierno federal, no obstante los ordenes de gobierno no pueden manifestar desconocimiento del daño irreparable para muchas personas que pasaron por la primera infancia o desde la concepción con insuficiencia nutricional y que por ese proceso como adultos están condenados mantenerse en la pobreza más extrema. Los órdenes municipal y estatal tienen los medios de información para asumir desde el nacimiento del infante su control alimentario. Sólo se requieren dos elementos, conciencia y vocación política.
Armando Sepúlveda Sáenz