Día internacional del migrante

La realidad que la humanidad entera ha estado viviendo, experimentando, observando, primordialmente a partir de la Segunda Guerra Mundial, en el rubro socioeconómico de la no muy deseada y aceptada migración o movilidad humana de hombres y mujeres, de familias enteras, de los cinco continentes Terráqueos; y específicamente de México, Latinoamérica y del Caribe, nos motiva a tratar tan preocupante fenómeno social, económico y geopolítico, teniendo como información central, lo declarado y recomendado al respecto, por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Pero además, por las nada amistosas, inhumanas y muy poco diplomáticas intenciones y ¿amenazas?, que está haciendo el presidente electo de los USA, Donald Trump, el cual tomará posesión de su cargo el ya muy próximo mes de enero, de ordenar: la DEPORTACIÓN MASIVA de migrantes, aún de los nacidos “allá en el otro lado”.
A menos que “Trump con sus espontáneas e improvisadas declaraciones y el manejo de su personalidad acuda a lo que es un maestro: EL BLOFEO POLÍTICO del disfraz para aplicar un sesgo equivocado de la realidad para confundir y ocultar la VERDADERA SITUACIÓN por la que está atravesando el papis Norteamericano”. (Artículo del analista político chihuahuense Jesús Camacho).
Entrando en materia: El 18 de diciembre fue declarado DÍA INTERNACIONAL DEL MIGRANTE por la ASAMBLEA GENERAL DE LAS NACIONAES UNIDAS (ONU), organización mundial que con tal motivo, signa y publica la siguiente trascendental declaración:
“El Día Internacional del Migrante es una buena ocasión para resaltar las inestimables contribuciones de millones de migrantes en todo el mundo. Sirve también para poner de relieve el entorno cada vez más complejo en el que se produce la migración. Los conflictos, las catástrofes climáticas y las presiones económicas que siguen empujando a millones de personas a abandonar sus hogares en busca de seguridad o, simplemente, de oportunidades.
El año pasado se registraron niveles récord de desplazamientos internos, se incrementaron las necesidades humanitarias en nuevas y actuales crisis y, desafortunadamente, se alcanzó la cifra más alta de muertes de migrantes en tránsito. Sin embargo, entre estas situaciones, también hay historias de resiliencia, progreso y esperanza. Una migración segura y bien gestionada alberga muchas posibilidades. Los migrantes desempeñan un papel fundamental en los mercados laborales: colman las lagunas de cualificación, impulsan la innovación y el espíritu empresarial y resuelven retos demográficos en sociedades que envejecen
Los migrantes impulsan el crecimiento económico y son un sustento para las familias y comunidades de origen, lo que a su vez fomenta el desarrollo.
Hay datos irrefutables de que cuando la migración se gestiona de forma segura y estratégica, puede ser una poderosa y beneficiosa herramienta. Si apoyamos vías regulares para la migración, podemos ofrecer oportunidades a los migrantes, proteger mejor sus derechos y contribuir a una mayor prosperidad en los países de los que proceden y en los que los acogen.
Juntos, paso a paso, podemos seguir construyendo un mundo en que la migración sea segura, ordenada y beneficiosa para todos.
Desde 2014, casi 70.000 migrantes han muerto o desaparecido a lo largo de las rutas terrestres y marítimas, y es probable que la cifra real sea aún mucho mayor. Cada muerte registrada representa una persona cuya pérdida afecta profundamente a su familia y repercute en todas las comunidades y sociedades. Se trata de una crisis humanitaria silenciada que podemos resolver.
En respuesta a la petición de la Asamblea General, el tercer informe del Secretario General sobre la aplicación del Pacto Mundial para la Migración introduce recomendaciones clave (https://migrationnetwork.un.org/sg-recommendations/-recommendations-strengthening-cooperation-missing-migrants-and-providing) sobre la prestación de asistencia humanitaria a los migrantes en peligro.
Además, refuerza la cooperación en materia de migrantes desaparecidos e incluye propuestas concretas para evitar que los migrantes mueran o desaparezcan, para mejorar los esfuerzos de búsqueda e identificación, para apoyar a las familias afectadas, para proporcionar justicia, rendición de cuentas y reparación, para recopilar datos sobre muertes y desapariciones de migrantes y para compartir los datos de previsión de la migración con el fin de optimizar la asistencia humanitaria.
ÉSTAS RECOMENDACIONES SÓLO SON EFECTIVAS SI SE ACTÚA COLECTIVAMENTE. EL TIEMPO SE ACABA Y HAY QUE SALVAR VIDAS YA, AHORA.”
En ese contexto, es oportuno recordar el “síndrome de Ulises”, proveniente de la mitología griega, que refiere los síntomas que perciben muchos extranjeros al haber abandonado su hogar y tener que asumir un papel protagónico, CASI HEROICO, en el sustento familiar tanto en origen como en destino. Se trata de un “síndrome del inmigrante con estrés crónico”, en el cual:
“…los estresores más importantes son: la separación forzada de los seres queridos que supone una ruptura del instinto del apego, el sentimiento de desesperanza por el fracaso del proyecto migratorio y la ausencia de oportunidades, la lucha por la supervivencia (dónde alimentarse, dónde encontrar un techo para dormir), y en cuarto lugar el miedo , el terror que viven en los viajes migratorios (pateras, ir escondidos en camiones…), las amenazas de las mafias o de la detención y expulsión [DEPORTACIÓN], la indefensión por carecer de derechos, etc. (Achotegi 2009, citado por Alexandre Beaudoin Duquette, et alt, “Movilidades y Fronteras. Una mirada transdisciplinar”, UNAM, Instituto de Investigaciones Antropológicas, Primera edición, 2020).
Solamente falta esperar, que los gobiernos de los Estados-Nación del mundo, entiendan, atiendan y lleven a la práctica conjunta y coordinada, las muy necesarias recomendaciones expuestas por la ONU y transcritas en la presente colaboración.
Isaías Orozco Gómez