El legado de Rosario Castellanos

El pasado 8 de agosto, en el marco del 50 aniversario luctuoso de la poetisa chiapaneca Rosario Castellanos Figueroa, tuve la oportunidad de asistir a un evento conmemorativo en el Centro Cultural El Carmen de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, en donde se proyectó la cinta “Los adioses”, además de llevarse a cabo una lectura de diferentes fragmentos de algunos de sus poemas.
El filme referido, dirigido por Natalia Beristáin y protagonizado extraordinariamente por Karina Gidi y Daniel Giménez Cacho, trata principalmente sobre la vida de estudiante de la escritora, así como de su noviazgo y posterior matrimonio con Ricardo Guerra Tejeda, quien, cual machista de su época, no desaprovechaba cualquier ocasión para humillarla y querer opacar su talento y entrega en la poesía y en la academia.
A pesar de las múltiples infidelidades y desplantes sexistas de su marido —según expone la película—, Rosario tenía que lidiar con el sistema patriarcal que prevalecía en la época, lo que en no pocas ocasiones la hizo sentirse frustrada. Ni su desempeño como catedrática universitaria —que era poco común en las damas de ese entonces—, que debería otorgarle el respeto, la consideración y hasta la admiración de la sociedad en general, le autorizaba a poder asumir su vida como ella quisiera.
Entre un sinnúmero de abusos que da cuenta la obra cinematográfica en cuestión, en un acto por demás aberrante, de motu proprio Ricardo arregla un permiso para que Rosario deje de impartir clases por un tiempo, a fin de que se dedique exclusivamente a atender al pequeño hijo de ambos, lo que consecuentemente la enfureció e indignó. En ocasiones anteriores, ella ya le había aclarado que no tenía problema en dedicarse a ser madre y profesora a la vez, pero él tenía que imponer su hombría.
Situaciones como la anterior, van y vienen durante toda la filmación, pero lo más lamentable es que, a más de medio siglo, patanes como Ricardo y mujeres reprimidas como Rosario —cuando lo fue—, siguen existiendo. Sumamente recomendable ver “Los adioses”, ya que indefectiblemente provoca reflexionar a los varones sobre los aspectos tan detestables que nos pudieran identificar con ese tal Ricardo, para en su caso avergonzarnos y reconsiderar cualquier maltrato hacia toda mujer, máxime a aquellas con las que convivimos en el día a día. Igualmente les concientiza a ellas de las injusticias por las que pudieran estar pasando.
No obstante, Castellanos nunca cesó en la lucha por los derechos de todas las mujeres, habiéndosele considerado “…como una pionera intelectual del feminismo mexicano”, además de sostenerse “…la idea de que en sus artículos periodísticos se plasma con fuerza, claridad y lucidez un pensamiento feminista moderno, que gira principalmente en torno a los efectos del mandato cultural de la feminidad, haciendo un aporte a la crítica de la situación de las mujeres mexicanas” (Lamas, Marta. (2017). Rosario Castellanos, feminista a partir de sus propias palabras. LiminaR, 15(2), 35-47. https://doi.org/10.2536/liminar.v15i2.528).
Asimismo, “…Castellanos rechaza el victimismo, reivindica la necesidad de terminar con la autocomplacencia femenina y propone que las mujeres se responsabilicen de sus vidas, madurando y puliendo ideas que todavía hoy en día tienen vigencia y radicalidad notables” (ídem).
En el acto conmemorativo que nos ocupa, la lectura poética estuvo a cargo de tres jóvenes talentosas y con una amplia trayectoria, principalmente en los ámbitos de la escritura y del feminismo: Alejandra Robles, Cristina Patishtán y Carla Alfaro. En un ambiente muy propicio, nos permitieron disfrutar sublimemente de la obra poética de Rosario Castellanos.
Esta extraordinaria mujer, además de escritora y docente universitaria, fue una destacada periodista, funcionaria pública y diplomática mexicana, entre otras virtudes, dejándonos su legado intelectual de distintas formas, siendo la poesía la que mayormente le representa. Como una muestra de sus desafortunadas vivencias e incansables luchas, a continuación se comparte su poesía “Origen”:
“Sobre el cadáver de una mujer estoy creciendo,
en sus huesos se enroscan mis raíces
y de su corazón desfigurado
emerge un tallo vertical y duro.
Del féretro de un niño no nacido:
de su vientre tronchado antes de la cosecha
me levanto tenaz, definitiva,
brutal como una lápida y en ocasiones triste
con la tristeza pétrea del ángel funerario
que oculta entre sus manos una cara sin lágrimas”.
Mujeres ejemplares como Rosario Castellanos merecen no quedar en el olvido, pues la herencia que nos dejan siempre será de un valioso aporte en la búsqueda de la igualdad de género
No omito comentar que, al abrirse las participaciones al público asistente en el evento multicitado, manifesté mi indignación ante tanta vejación contenida en la película, preocupándome que estamos todavía lejos de acabar con tan lamentable y vergonzosa situación. Asimismo, externé mi deseo de que llegue el momento en que la realidad sea otra y, que esos poemas de denuncia femenina, de dolor, de injusticia, de exigencia…, dejen de tener motivo para escribirse, dando paso a expresiones de armonía y satisfacción.
Por último, mi reconocimiento al Centro Cultural El Carmen y a su directora Luisa Carolina Benítez Becerra (también anfitriona del evento referido), por las múltiples y permanentes actividades que realizan en beneficio de personas de todas las edades, incluyendo a los turistas.