Juicio Político

¡Cuídese!

Jaime Rodríguez Chacón

Esas fueron las palabras de un hombre, que sentí más como amenaza que un deseo sincero hacia mi persona -de quien se ha aprovechado- tal vez -porque, “los hijos de las tinieblas son más sagaces en el trato con sus semejantes que los hijos de luz-. “No soy de los que responden de inmediato: medito, reflexiono y, después me viene una respuesta.

¿De quién o de qué me debo de cuidar? He estado en multitud de peligros. Habremos personas que parecemos por no sé qué razón un imán que atrae a los individuos tóxicos. Hay tipos súper controladores, a quien le puede uno hacer muchos favores y cuando no obtienen de uno lo que desean nos maltratan, ¿son psicópatas?, tal vez, no soy un experto.
Hoy en día, mucha gente vive en estrés y zozobra. Cuidarse de cualquier peligro está bien: una bala perdida, alguna agresión por un altercado vial. En lo personal, ya rebasé las siete vidas que se dice tienen los gatos: de niño me sacaron de las aguas de un río caudaloso, sufrí un atropello en bicicleta, tres caídas de dos metros; y de muchos peligros más, Dios me ha librado aún por mis malas decisiones.

Hace unos días, unos drogadictos que invadieron una casa abandonada, detonaron dos balazos de grueso calibre en pleno día. Al poco rato se llenó de patrulleros de la municipal, ¿qué cree que ocurrió? Se los llevaron y, el mismo día ya estaban de nuevo ahí. En lo alto hay una cámara de policía desde donde se pude ver todo. Las volantas de catastro exigen los permisos de construcción, y cierran los ojos ante predios invadidos, negocios irregulares y casas abandonadas convertidas en picaderos y refugio de malandros que deberían demoler. De la Guardia Nacional mejor no hablamos, no sirven de nada.
También se habla de la posible colusión de policías con grupos criminales, lo cual es altamente probable.
Un cholito de acento extranjero me pide unas monedas llamándome “apá” ¿tantos hijos tengo descarriados?, me dice que ellos son los que cuidan el barrio, le respondo que nunca ha pasado nada, pero él insiste en que el peligro es latente ya que son fantasmas quienes roban las casas, es decir: las cámaras de la policía no los ven. Un espíritu no tiene carne ni huesos, me vi tentado a preguntarle si él era uno de ellos.
El Ser Supremo es quien me cuida aún de mis malas decisiones. San Pablo diserta en que: “Si ustedes hacen lo bueno, ¿quién es aquel que les podrá hacer mal?”.

Conozco a un señor que se la pasa viendo conferencias de un psicólogo que, “ayuda” según él, a cuidarnos de los psicópatas y las personas tóxicas y controladoras; esos son aquellos que olfatean a las personitas débiles aprovechándose de su vulnerabilidad, para estafarlos, sacar algún provecho o hacerles mal.
Al parecer la sociedad ya no confía en nada ni en nadie; las instituciones de seguridad no cumplen con su función y, no confiamos en ellos.
Nadie sabe el día, la hora ni la forma como acabaremos; no obstante, no le temo a la muerte. En un estudio médico invasivo que implicaba cierto riesgo, el cual requería anestesia, en el quirófano sentí una paz profunda, y le compartí unas palabras el doctor, anestesiólogo y enfermeras: “el hecho del sufrimiento constituye indudablemente el más grande reto a la fe cristiana”: C.S. Lewis
Cita el libro de revelación: “Vi a los muertos, grandes y pequeños de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos; y otro libro fue abierto, el cual es el de la vida; (…) Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado” (…) a aquello de lo cual está prohibido hablar o escribir, porque es un tema tabú que asusta en pleno siglo XXI. Se puede hablar y escribir de un montón de obscenidades, pero no de eso, porque como me dijo un chinito, allá en USA: ¡oh hell, caliente, caliente!

No temamos a los que matan el cuerpo pero al alma o espíritu nada pueden hacer.

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