Juicio Político

Kamala, indudablemente

José Luis García

He comentado varias veces en este espacio que la actividad política que se desarrolla en Estados Unidos invariablemente impacta en México, no sólo en la relación diplomática obligada: su alcance es económico y, sin duda, con repercusiones que pueden doblegar al más resiliente.

El jueves pasado, cuando Kamala Harris aceptó la nominación como candidata que le otorgaron los más de cinco mil delegados del Partido Demócrata, reunidos en Chicago, prendió los focos rojos en el war room de los republicanos, porque Joe Biden no había podido remontar las preferencias contra Donald Trump, pero Harris movió el tablero del ajedrez.

Trump, quien ha denostado una y otra vez a su inmediato anterior oponente (el presidente Biden), a quien lo menos que le ha gritado es que tiene demencia senil, también enfocó sus baterías contra la vicepresidenta Harris, poco antes de que Biden declinara la candidatura.

Es evidente que este movimiento Harris por Biden no es producto de la casualidad ni se trata de un chispazo de mentes genio que se enclaustraron para sacar humo blanco, muy al estilo Roma, decidiendo el retiro de Joe Biden. Si hay algo que los norteamericanos han ido perfeccionando es su sistema democrático electoral, con las particularidades correspondientes.

Pero el retirar a un candidato es algo que no le saca ronchas a los estadounidenses ni se tocan el corazón: si se tiene que dar, no lo piensan dos veces o, mejor dicho, dos meses, como ocurrió con Biden. Es un tema tabú en gran parte del mundo, cuando debiera ser lo más sano: reconocer un error evidente y corregir antes de que sea demasiado tarde.

Pues Harris se ha convertido, ahora, no sólo en la candidata demócrata, sino en el blanco de ataques del equipo de Trump que, desde ahora y en los siguientes tres meses, habrán de hacer hasta lo indescriptible para frenar el evidente avance de la vicepresidenta, quien tan sólo en el primer día de su nominación, de acuerdo con diversas fuentes mediáticas, logró recaudar unos 100 millones de dólares para su campaña.

Kamala Harris no está muy lejos de convertirse en la primera presidenta de Estados Unidos, de 46 mandatarios que que ha tenido ese país. Hillary Clinton lo intentó, pero justo fue derrotada por Trump y después Biden le quitó el poder en un proceso que por poco genera una revuelta, cuando Trump azuzó a sus seguidores para tomar el Capitolio.

Trump, sin embargo, tiene un fuerte apoyo de importantes capitanes del dinero empresarial norteamericano, a pesar de sus posturas racistas y mensajes de odio hasta los migrantes, que han calado hondo en la comunidad latina de Estados Unidos, en donde los mexicanos rebasan ya los 30 millones de personas, desde gerentes de empresas hasta la mejor mano de obra calificada.

La pregunta obligada para los mexicanos, queramos o no, debe estar en la mesa de los análisis gubernamentales aquí: ¿Quién le conviene más a México, Kamala Harris o Donald Trump? Puedo dar una opinión, pero ni mi voz ni voto cuentan para nada en ese proceso electoral. Lo que sí me incumbe es la repercusión para los mexicanos que tendrá la decisión de los electores norteamericanos.

Primero, el tema migratorio: mientras el xenofóbico Trump ha lanzado una campaña racista y ofensiva, llamando criminales a los migrantes no sólo mexicanos sino a todos los latinos, Harris ya salió en defensa de los migrantes, con la propuesta concreta de generar acuerdos multilaterales cuidando los derechos humanos, sin quebrantar las leyes fronterizas y cuidando, obvio, el trato con sus vecinos fronterizos.

Kamala Harris nació en California y es hija de inmigrantes, pues su padre es jamaiquino y su madre era india. Por eso el jueves su discurso, en ese tema, se inspiró en sus padres, provocando reacciones inmediatas de apoyo; unas horas antes de aceptar la candidatura, los esposos Barack y Michelle Obama le pidieron a los delegados respaldar a Harris, y llamaron al pueblo norteamericano a no equivocarse con Trump.

De hecho, los discursos de los Obama fueron bien recibidos por los mercados internacionales, que tranquilizaron a los inversionistas, ante el nuevo embate de Trump de anunciar una millonaria suma de dinero para reforzar el muro fronterizo, el “muro del odio”, como le llama la comunidad inmigrante.

¿Qué le conviene a México, un racista que intenta deportar todo lo que sea latino y en especial mexicano? o ¿una mujer sensata, con experiencia en la administración de justicia, pues fue fiscal general de California y, desde la vicepresidencia, ha emprendido una fuerte cruzada contra la trata de personas y muy específicamente contra la violencia en todos sentidos contra las mujeres y los niños.

Más allá de lo que le conviene a Estados Unidos, y aunque algunos importantes mexicanos le han llamado a Trump “mi amigo”, México debe tener muy claro que si Harris se convierte en la primera mujer que gobierne la nación más poderosa del mundo, los mexicanos residentes al otro lado de nuestra frontera tendrán una esperanza, de lo contrario seríamos testigos de una inminente deportación masiva de nuestros paisanos hasta este su país y, sólo como un dato importante: Chihuahua es el segundo estado fronterizo por donde más cruces se registran. Al tiempo.

Fuente: Diario de Chihuahua

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