Qué pasará con México tras la llegada de Trump

Este lunes 20 de enero de 2025, será la toma de posesión del nuevo presidente de los Estados Unidos de América, Donald Trump; con ello sabremos cuál de los análisis realizados será el más acertado sobre “cómo será la administración del presidente republicano”.
De entrada, el regreso de Trump a la presidencia de los Estados Unidos representa un desafío significativo para México en muchos ámbitos. Primero, por las políticas que podría implementar y que tienen el potencial de impactar de manera profunda en nuestra economía, en relación diplomática y desde luego la sociedad.
Hay riesgos muy evidentes como lo son oportunidades que bien podrían ser aprovechadas con una estrategia adecuada.
Algunos analistas ya desglosan los posibles efectos, tanto positivos como negativos, con referencia a este eventual cambio político en nuestro vecino país del norte y a su vez, principal socio comercial.
En cuanto a los posibles impactos negativos para México, tenemos la relación comercial y económica, ya que uno de los pilares de la relación bilateral entre México y Estados Unidos es el comercio del cual podrían surgir nuevos retos:
Primero.- la renegociación de tratados comerciales: Aunque el T-MEC ya está implementado, Trump podría buscar modificaciones que afecten sectores clave como la agricultura, la industria automotriz y la manufactura. Esto podría generar incertidumbre para los inversionistas.
Segundo.- los aranceles: Su historial de amenazas arancelarias podría repetirse, desestabilizando sectores exportadores que dependen en gran medida del mercado estadounidense.
Tercero.- la dependencia económica: La alta dependencia comercial de México hacia EE. UU. es un riesgo latente si las relaciones bilaterales se tensan.
Cuarto.- en segundo plano y no menos importante, está lo que es noticia todos los días y está relacionado con migración y políticas fronterizas.
Las políticas migratorias tan anunciadas de Trump podrían traer consigo consecuencias preocupantes.
I.- las deportaciones masivas: El endurecimiento de las medidas migratorias podría provocar un aumento en las deportaciones, saturando la capacidad de México para reintegrar a miles de migrantes a su sociedad y economía.
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II.- una mayor militarización de la frontera: Esto dificultará el flujo de trabajadores migrantes y aumentaría las tensiones en las comunidades fronterizas.
III.- la restricción de remesas es fuente clave de ingresos para muchas familias mexicanas ya que podrían estar en riesgo si Trump intenta limitar su envío desde EE. UU.
En cuarto lugar se encuentra la tensión política y diplomática que generará el enfoque de Trump en temas de seguridad ya que podría generar presión adicional sobre México.
Tenemos la presión sobre el narcotráfico: Podría exigir una mayor cooperación militar o acciones más agresivas contra los cárteles, afectando la soberanía mexicana.
Luego está la retórica divisiva: Su discurso, que en el pasado utilizó a México como chivo expiatorio, podría dañar la imagen del país ante la opinión pública estadounidense.
De igual manera y también importante, está el impacto ambiental.
La relajación de regulaciones ambientales en EE. UU. podría tener efectos colaterales para México, como un aumento de la contaminación atmosférica y daños transfronterizos a los ecosistemas compartidos.
Hasta algunos de los principales impactos negativos, los analistas también ven posibles impactos positivos para México.
A pesar de los riesgos, la llegada de Trump podría también generar oportunidades para México si el gobierno y el sector privado actúan con visión estratégica.
Primero.- podría darse un aumento de la inversión extranjera debido a la diversificación comercial. La incertidumbre respecto a EE. UU. podría impulsar a México a fortalecer sus relaciones comerciales con otras regiones como Asia, Europa y América Latina, reduciendo su dependencia del mercado estadounidense.
Segundo.- la deslocalización de empresas ya que, si Trump endurece las políticas hacia China, algunas empresas podrían trasladar operaciones a México por su proximidad y ventajas en costos.
Tercero.- hay quienes ven una mayor colaboración en materia de seguridad ya que aunque podría haber tensiones, también podría abrirse la posibilidad de mayor colaboración en temas como la seguridad fronteriza y el combate al narcotráfico, con acceso a tecnología y recursos estadounidenses.
Cuarto.- está el impulso a la política interna mexicana, la presión externa podría motivar al gobierno mexicano a buscar una mayor unidad nacional y fortalecer políticas públicas en sectores como educación, empleo y desarrollo tecnológico.
Y como quinto, hay quienes ven que retorno de talento humano si las deportaciones aumentan México podría beneficiarse de la llegada de trabajadores y profesionales capacitados que estaban en EE. UU., siempre que existan políticas para aprovechar su experiencia y habilidades.
¿Qué es lo que tenemos que observar o cuáles son los aspectos específicos que determinarán la magnitud de los impactos?
En primer lugar está el tema de las remesas ya que cualquier intento de limitar el envío de dólares a México tendría efectos devastadores para millones de familias mexicanas.
También la cooperación migratoria y la presión para que México funcione como un “muro fronterizo” podría complicar aún más las relaciones bilaterales.
No menos grave es la confianza de los inversionistas ya que las tensiones políticas podrían disuadir a los inversionistas extranjeros, afectando el crecimiento económico.
El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, plantea tanto amenazas como oportunidades para México. La clave y es lo más importante cómo el gobierno mexicano gestione estas posibles crisis y busque alternativas para diversificar su economía, fortalecer su soberanía y consolidar su posición en el ámbito internacional.
Los desafíos son evidentes, pero también existe la posibilidad de transformar estas adversidades en un impulso para el desarrollo del país, dependeremos de si la diplomacia será efectiva y la implementación de políticas internas sólidas serán esenciales para mitigar los riesgos y maximizar los beneficios.
En el ámbito internacional es más o menos el mismo escenario, lo bueno es que por ser vecinos, veremos las consecuencias buenas o malas más pronto de lo que “canta un gallo” si no veamos como ejemplo la tensión racial y polarización social que ha generado la retórica divisiva y que ya genera tensiones entre grupos étnicos y políticos tanto EUA y como en México. Esta es mi humilde apreciación.
Javier Realyvázquez