¿Inminente deportación en 2025?: Chihuahua se prepara

Ya no estamos frente a una advertencia, sino a una realidad que preocupa y obliga a las autoridades a actuar sin demora: la deportación masiva de connacionales iniciará no hasta que Donald Trump asuma el poder, sino esta misma semana.
De acuerdo con diversas fuentes, cerca de 2 mil 500 mexicanos serán deportados de Estados Unidos durante los primeros días de enero, es decir, a partir de pasado mañana, y será la última deportación de la administración de Joe Biden.
Mientras el senador Mario Vázquez, presidente de la Comisión de Desarrollo Municipal del Senado de la República, lamentó que en el presupuesto de egresos de la federación 2025 no se etiquetaron recursos para que los municipios fronterizos hagan frente a la deportación masiva, funcionarios del Gobierno del Estado de Chihuahua anunciaron medidas para atender la crisis humanitaria que se agravará indudablemente.
A finales de la semana pasada, Tom Homan, próximo zar de la frontera en la Administración de Donald Trump, anunció que Estados Unidos reanudará la práctica de poner a familias enteras de migrantes en centros de detención, lo que generó una alerta en México, ante la inminente deportación que ya había advertido el mismo Trump.
En una entrevista con The Washington Post, Homan dijo que no dudará en deportar a padres cuyos hijos tengan la ciudadanía estadounidense por haber nacido en ese país. Esto haría que las familias tengan que escoger entre dejar el país juntos o separarse y aceptó que el Gobierno no cuenta con las facultades para deportar a aquellos nacidos en Estados Unidos.
Cito: “Ellos sabían que estaban entrando de forma ilegal al país y decidieron tener un hijo. Pusieron a su familia en esta posición”, dijo Homan al medio estadounidense y agregó que autoridades del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas albergarán a padres e hijos en carpas. “Vamos a necesitar construir instalaciones familiares”, dijo Homan. Fin de la cita.
Independientemente de las advertencias del gobierno norteamericano, las autoridades en México, particularmente los gobiernos estatales, Chihuahua por delante, ya están delineando un plan emergente de atención a la crisis humanitaria, pues no es un tema menor, al contrario: vienen tiempos difíciles… y tendrán que tomarse con la seriedad que amerita.
Por ello, el titular del Consejo Estatal de Población (Coespo) en el estado de Chihuahua, Enrique Serrano, anunció una serie de medidas para atender a los primeros 2 mil 500 mexicanos que, se presume, serán deportados por territorio chihuahuense, particularmente por Ciudad Juárez y Ascensión.
Anunció que se instalarán albergues provisionales, con carpas, servicio médico, alimentos, agua y lo más esencial, ante la petición que le hizo la Secretaría de Gobernación de instalar puntos de atención, pues se trata de una cantidad de personas que no puede ser atendida en lugares cerrados, por el considerable número de hombres, mujeres y niños que, se presume, llegarán.
El Consejo Estatal de Población abrirá una mesa de registro para todas las personas deportadas y se dispondrá de transporte para que puedan viajar a sus lugares de origen; hasta donde se conoce, hay al menos tres puntos de atención visibles que podrán ser estacionamientos o parques.
La pregunta que está en la mente de todos los inmigrantes en Estados Unidos es una sola: ¿Nadie podrá frenar esta cacería de seres humanos para ser deportados? Las asociaciones de ayuda humanitaria, tanto de organismos internacionales como privados, han trabajado a marchas forzadas para intentar acuerdos con el Gobierno de Estados Unidos, pero hasta el momento han sido en vano.
Pero hay otro dato que debe agregarse a esta crisis que, por el momento, es una sensación desesperante: ¿qué va a pasar con los cientos, quizá miles de migrantes que están en la frontera mexicana, con la intención de cruzar hacia territorio norteamericano?
¿Y las caravanas que aún se observan en las carreteras mexicanas, provenientes del sur México? ¿En dónde podrán atender a miles de personas al mismo tiempo?
Esta es, sin duda, una de las peores crisis diplomáticas que ha enfrentado el Gobierno mexicano y, por lo que puede observarse, la inminente deportación masiva agravará las relaciones entre los gobiernos de ambos países. Los más optimistas advierten que todo quedará en una amenaza sin cumplirse; en el otro extremo de las posiciones está la cruda realidad de un año que inicia, a partir de pasado mañana, con nubarrones que anuncian una fuerte tempestad. Al tiempo.
Fuentes: Diario de Juárez, Reforma, Universal, Washington Post
José Luis García