Juicio Político

Así las cosas, con los aranceles

Armando Cabada

La relación comercial entre México y Estados Unidos es considerada una de las más importantes en el ámbito internacional; no solamente por el volumen de intercambio, sino por las condiciones de convivencia vecinal producto de los 3000 kilómetros de frontera y de los lazos de dependencia social, de seguridad y de migración. Adicionalmente, la interdependencia entre ambos países ha sido moldeada por décadas de vigencia del TLCAN primero y del TMEC después que, aunque han beneficiado también han provocado algunos momentos de tensión.

Donald Trump es ampliamente conocido por su retórica nacionalista y de negociación amenazante, por eso no extrañan los señalamientos sobre las afectaciones a los intereses económicos norteamericanos por la relación comercial entre México y China. No es la primera vez que Trump amenaza a nuestro país con imposición de medidas arancelarias, por cierto, en las ocasiones anteriores hemos podido salir adelante aplicando estrategias inteligentes y negociando con seriedad.
No cabe duda de que Trump es un “bully”, pero también es cierto que no es tan fácil imponer medidas como las que está proponiendo sin afectar a los ciudadanos norteamericanos, pero tampoco podemos ser ingenuos al pensar que, actuando impulsivamente, vamos a salir adelante en esta situación. Muchos han criticado a la presidenta Sheinbaum por las respuestas que ha dado ante las amenazas; unos porque quieren respuestas más agresivas y otros porque abogan por una salida de aceptación a las bravuconerías. En mi opinión, debemos optar por una respuesta inteligente que posicione a México favorablemente porque hay mucho en juego.

Veamos algunos datos interesantes sobre la relación comercial entre Estados Unidos y México para ponernos en contexto y entender la manera en que el gobierno federal ha estado planteando las cosas. Según datos del 2023 de la Secretaría de Economía, Estados Unidos representa para nuestro país el 82% de las exportaciones totales; además, la balanza comercial entre los dos países ha sido favorable a México dejándonos un excedente de más de 100 mil millones de dólares; de hecho, esta ha sido una de las principales quejas de Trump.
Por otro lado, existen voces que proponen a China como una buena opción para “sustituir” a Estados Unidos en el comercio; pero veamos los números fríamente. China representa para México solo el 10% de las exportaciones totales y la balanza es fuertemente deficitaria. Nuestro país importó de China 81,501 millones de dólares, mientras que alcanzó a exportar solamente 18,794 millones de dólares; esto significa que les compramos cuatro veces más de lo que les vendemos.
Por eso debemos ser cautos a la hora de plantear nuestra posición frente a las amenazas… aunque debemos actuar sin miedo, porque nuestro país representa muchas ventajas comerciales para Estados Unidos. La presidenta Claudia Sheinbaum ha actuado con firmeza y diplomacia, corriendo las acciones por los medios diplomáticos adecuados y sobre todo actuando con la dignidad que todos los mexicanos nos merecemos; pero también con inteligencia, porque entendemos que el valor de lo que México representa en esta relación va mucho más allá de los términos económicos. Sheinbaum envió inicialmente una carta a Trump destacando la importancia de la cooperación económica y abogó por el diálogo como herramienta fundamental para resolver diferencias. Posteriormente sostuvo una larga llamada telefónica con el presidente electo norteamericano y señaló los impactos negativos que pudieran tener las medidas arancelarias, no solo para México sino también para los consumidores norteamericanos.
Esta situación, debe servir como un recordatorio de la fragilidad de las relaciones comerciales en el mundo globalizado, aunque también debe servirnos para fijar una postura adecuada ante las posibles amenazas recurrentes que Trump seguramente seguirá haciendo. México debe seguir diversificando su comercio, fortaleciendo su relación con socios estratégicos, pero también explorando oportunidades con otras economías que representen ventajas para la sociedad mexicana. Al final, el comercio internacional no puede ser un juego de suma cero; por el contrario, debe ser una oportunidad para construir puentes y promover mejores condiciones para todos los países.

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