Sheinbaum y el liderazgo femenino en el mundo

Ciudad Juárez.- En la historia de la humanidad, el papel de las mujeres en los espacios de poder ha sido limitado y restringido por siglos de estructuras patriarcales. Sin embargo, el siglo XXI ha sido testigo de un cambio radical. Hoy, mujeres en todo el mundo están liderando en política, economía, ciencia y más.
México, Chihuahua y, sobre todo en Ciudad Juárez, en este contexto viven un momento histórico con la elección de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo como nuestra primera presidenta. Esto es una tendencia global en la que las mujeres están asumiendo roles de liderazgo, rompiendo barreras y ofreciendo nuevas perspectivas para la gobernanza. Este es un momento crucial: es tiempo de mujeres.
Claudia Sheinbaum Pardo es un ejemplo vivo de cómo las mujeres pueden superar obstáculos en una sociedad aún marcada por la desigualdad de género. Física de formación, Sheinbaum fue jefa de gobierno de la Ciudad de México antes de ser elegida presidenta. Durante su mandato en la capital, promovió políticas progresistas en áreas como el medio ambiente, la movilidad y la seguridad, con un enfoque especial en la inclusión social. Su liderazgo ha sido considerado eficiente, pragmático y cercano a la gente, lo que la ha catapultado a la presidencia del país.
Pero el ascenso de nuestra presidenta afortunadamente no es un caso aislado; forma parte de una ola global de mujeres que están tomando el mando en sus naciones y desafiando las normas establecidas. Un ejemplo notable es Jacinda Ardern, la exprimera ministra de Nueva Zelanda, cuyo liderazgo durante la pandemia de Covid-19 fue aclamado internacionalmente. Ardern destacó por su enfoque empático, su capacidad para equilibrar la ciencia y la sensibilidad humana, y su fuerte apoyo a las políticas de bienestar social. Su estilo de liderazgo, basado en la compasión y la cooperación, desafía el estereotipo de la política como un espacio de confrontación y agresión.
En Europa, Angela Merkel, quien fuera canciller de Alemania durante 16 años, también demostró la capacidad de las mujeres para liderar de manera efectiva y pragmática. Merkel fue vista como una figura estabilizadora durante crisis globales, como la crisis financiera de 2008 y la crisis de refugiados en 2015. Su capacidad para manejar situaciones complejas y su enfoque centrado en el consenso dejaron una huella imborrable en la política global.
El liderazgo femenino no se limita a las democracias occidentales. En Etiopía, Sahle-Work Zewde, la primera mujer en ser presidenta de este país, ha sido una voz firme en favor de la paz, la equidad y el empoderamiento de las mujeres en una región tradicionalmente dominada por hombres. A través de sus esfuerzos, ha trabajado incansablemente para promover la participación de las mujeres en todos los niveles de la sociedad etíope.
Estos ejemplos de liderazgo femenino subrayan un patrón común: las mujeres líderes traen consigo una perspectiva diferente, con frecuencia más inclusiva y empática, que prioriza el bienestar colectivo sobre los intereses individuales o de élites. En muchos casos, las mujeres como líderes han demostrado una mayor sensibilidad hacia los problemas sociales, económicos y ambientales que afectan a las personas más vulnerables.
En nuestra ciudad, es fundamental reconocer que la presencia de mujeres en posiciones de liderazgo no solo enriquece la diversidad de ideas y soluciones, sino que también es una señal de progreso en la lucha por la igualdad de género. En México, la elección de Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta simboliza no solo un triunfo personal, sino un paso adelante para todas las mujeres del país y del mundo que han luchado por sus derechos y por un lugar en los espacios de decisión.
El “tiempo de mujeres” no es solo un eslogan; es una realidad palpable. Desde Nueva Zelanda hasta México, pasando por Etiopía y Alemania, las mujeres están demostrando que pueden liderar con fuerza, compasión y visión. Su presencia en los espacios de poder envía un mensaje claro al mundo: el futuro es femenino, y el liderazgo de las mujeres es esencial para construir sociedades más justas, equitativas y resilientes.